Lectura del Anverso: Es la cara principal de la moneda, donde se colocan los símbolos del país. Como solía mostrar la cara del monarca se le llamaba "cara".

Lectura del Reverso: Es la cara opuesta al anverso, en la que en forma habitual se incluye el valor y otros detalles secundarios.

También se la domina "ceca" porque allí figura la marca de la Casa de Moneda que la fabricó.

Una forma de coleccionar es adquiriendo monedas del siglo 20 que son más faciles de encontrar. A partir de ahí empezarían por periodos que serian colonia,guerra de independencia,revolucion y por último del siglo XX.

Los coleccionistas de monedas pueden empezar desde unas cuantas piezas hasta grandes colecciones bien clasificadas. Éstas pueden ser temáticas: por tipos de monedas; metal, valor, países, épocas, fechas, etc. Si el propietario no las estudia, será precisamente un coleccionista, pero cuando empieza a preguntar ¿porqué? ¿cuándo? y ¿cómo? y, más importante aún, a buscar respuestas, gradualmente se convierte en un numismático.

El primer paso de un coleccionista que se inicia es conseguir catálogos de monedas mexicanas y de monedas extranjeras (o de billetes, medallas y fichas) para saber de qué años existen y elegir lo que se desea coleccionar y su valor aproximado, aclarándose que los precios que indican los catálogos de piezas mexicanas, cuando están en inglés, expresan valores internacionales, diferentes y muy por encima de los locales en el Distrito Federal.

La forma de identificarlas es por común, escasa, muy escasa y por último rara.

Todas las monedas, billetes, fichas metálicas, etc, como piezas numismáticas tienen tres valores: el facil que llevan impreso o grabado en una de sus caras, el intrínseco por el metal (especialmente plata y oro) de que están hechas y el numismático, determinado éste por tres elementos: la rareza, la antigüedad y el estado de conservación de cada pieza. Un factor adicional que es la demanda que ciertas piezas tienen o puedan tener, por la subjetiva cualidad de ol estimativo, del capricho que le venga al coleccionista que busca quedarse con la pieza que le hace falta o ansía poseer, sujetándose la cuestión a la oferta y la buena voluntad del poseedor de la pieza.

Hay monedas que sin ser de oro o plata son valiosas, aunque estén sucias o maltratadas, como los 5 centavos de cobre 1919, 1931 y 1954; las de un centavo de cobre de 1916, las de dos centavos de bronce de 1905 y 1922, las de níquel de cobre de un centavo del siglo pasado y de "cobres de los Estados" de 1828 a 1972 aproximadamente y por último los "tlacos" o fichas municipales y de haciendas.

El tiempo y la demanda incrementan el precio de las monedas, pero lo que las hace bajar terriblemente de valor es el tratar de limpiarlas, porque lo que siempre se consigue es dañarlas. La pátina, mancha obscura con el tiempo que se les forma, ya sean monedas o medallas, es un elemento que muchas veces las enriquece.